Porque saben de ti.
Pero ya no quieren saber...
Lo que sólo ellas saben, lo que sólo ellas limpian.
Dime, ¿cómo le borro la memoria a las yemas de mis manos?
¿Cómo hago para que se les olvide los rincones de tu piel?
Mientras mis dedos van salteando sobre el teclado, lo invisible no ha parado de caer.
Y tiemblan.
Tienen miedo.
Les da pavor convertirse en ayer.
Aunque ya lo sean para quien las ve.
De las indecisiones, de las piezas que he estado probando, de el constante juego de azar.
Y aunque toditas caben, ninguna pieza es la ideal.
Hacen lo que les venga en gana hacer.
Muy cómo tú. Muy como él.
Y aunque no escuchan, no sé cómo ven que estoy a nada de correr.
De unir las líneas con las rayas.
Con lo afilado, y lo traspié.
Los del humo y lo que sabes.
Con ellos se hace difícil todo lo demás.
Ellos no tienen la lista oficial de cada secreto que saben de ti.
Porque ellos simplemente saben.
Dónde, cómo y porqué.
Cómo si tan solo todos pensaran que mis manos van a hablar.
Ojalá lo hicieran.
Porque tengo tanto que preguntar...
Solo quiero que mis manos, recuerden por una ves mas la sensación de vivir de aquel sedante, en forma de cortina traslúcida, que tanto encontraron en la parte posterior de tus besos arrogantes.
Porque mis manos cargan lo pesado.
Y mis dedos lo mojado. Y mis yemas tu recuerdo. Y mis uñas tus gemidos.
Susurras como si esa fuera la única respuesta a esa pregunta. Y mientras tu sedante empieza a hacer su efecto nuevamente, se empiezan a acomodar las protagonistas de la historia, sobre tu cortina traslúcida.
By: Mariluna Medina
@marilunamedina
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